Es muy frecuente que los padres se sientan muy orgullosos de sus hijos e hijas, quieren lo mejor para ellos, y por supuesto, que lleguen a lo más alto. A menudo estos buenos deseos llegan a los niños de forma incorrecta, en forma de presión y de altas expectativas que a veces, no pueden alcanzar.
No debéis olvidar que vuestros hijos son aún niños que practican su deporte por diversión; deporte que, quizás, algún día las lleve lejos, pero para eso, lo primero que hay que hacer es dejarles disfrutar.
Vuestros hijos a menudo compiten y están sometidos a un alto nivel de presión cada vez que van a un partido o a una competición, situaciones que, claramente, les pone nerviosos (les duele la barriga, no duermen bien el día de antes, rompen a llorar…) y que pueden hacer que no sean capaces de demostrar todo lo que son capaces de hacer.
Os doy una serie de consejos para ayudar a vuestros pequeños a practicar su deporte de forma que disfruten y aliviando esos nervios que a menudo sufren:
DEBEMOS:
- Animarles antes de la competición, recordándoles que lo importante es disfrutar, darlo todo, esforzarse. Si disfrutan y no tienen presión por conseguir un resultado determinado, lo harán mejor.
- Mantener vuestro apoyo desde la grada.
- Reforzarlas siempre cuando terminen su actuación, les haya salido como les haya salido. Incluso aún cuando la competición no ha salido todo lo bien que ellos saben, busca algo que haya realizado bien y coméntaselo.
NO DEBEMOS:
- Agobiarles recordándole los fallos que suelen tener o deben evitar. Evita frases del tipo: “ten cuidado con ese rival, que es más fuerte que tú” o “atenta a la pelota, no se te vaya a caer”.
- Desconcentrarles con nuestro apoyo desde la grada, gritándoles todo aquellos que deben tener en cuenta.
- Fijarnos más en el resultado que en el esfuerzo que han puesto. Entrenan mucho y muy duro para que solo les juzguemos por una competición en la que están rodeados de presión.
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