No todos los elementos que nos rodean tienen el mismo valor ni la misma funcionalidad. Para lograr la felicidad, verdadero anhelo de toda experiencia vital, no todos los elementos tienen el mismo peso.
La experiencia nos permite a los adultos discriminar en nuestras vidas, entendiendo por ello la capacidad de priorizar en nuestras decisiones unas circunstancias o elementos frente a otras.
Frecuentemente uno de los causantes del fracaso personal, familiar, profesional, ... se encuentra en el error de olvidar lo fundamental en cada uno de estos ámbitos de nuestras vidas. Partiendo de esto, una interpretación de la inteligencia humana nos llevaría a definirla como la capacidad de saber actuar sobre lo esencial relegando lo superficial a un segundo plano.
Esta capacidad de fijar la atención en lo fundamental frente a lo secundario cobra especial importancia en cualquier proceso de aprendizaje, como ocurre en la formación futbolística.
Si lo que tenemos en nuestras manos es el proyecto de "construcción" de un jugador, no viene mal a estas alturas de la lectura recordar que construimos en tres planos: Personal, Social y Futbolístico se nos debe plantear:
¿Qué debemos priorizar? ¿En qué debemos fijar nuestra atención para que el proceso de formación sea sólido y eficaz?
Etapas formativas y proyecto de jugador, son dos aspectos claves en el proceso de planificación de club (centrándonos en los equipos inferiores).
¿Qué fases evolutivas nos planteamos de acuerdo al crecimiento vital del jugador? ¿Qué proyecto de jugador deseamos obtener al final de cada una de esas etapas?
Aunque no existe una amplia bibliografía específica sobre este punto concreto consideramos muy interesante la lectura del artículo de Álex Sans y César Frattarola del CIDARF de Barcelona.
Por mi parte y con ánimo de provocar nuevas y mejores propuestas, plantearía el siguiente esquema de etapas y prioridades dentro del proceso de construcción integral de jóvenes futbolistas:
A partir de estas prioridades la formación integral de un joven futbolista nos exige definir unos objetivos de área en cada una de las etapas anteriormente definidas.
Siguiendo el modelo del CIDARF de Barcelona, consideramos que todo proceso de formación de jóvenes jugadores para que tenga un carácter integral debe incluir:
Este plan estratégico para cada una de las etapas formativas debe ser concretado en diferentes objetivos de mejora anual (para cada una de las edades) de forma que el trabajo desarrollado en las diferentes etapas futbolísticas tenga como verdadero hilo conductor la triple construcción del futbolista (personal - social - deportiva).
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