Cuenta la leyenda, que una vez, una serpiente empezó a perseguir a una Luciérnaga; ésta huía rápido de la feroz depredadora, pero la serpiente no pensaba desistir. Huyó un día y ella no desistía, dos días y nada.
Al tercer día, la Luciérnaga paró y fingiéndose exhausta, dijo a la serpiente:
- Espera, me rindo, pero antes de atraparme permíteme hacerte unas preguntas.
- No acostumbro dar éste precedente a nadie pero como te pienso devorar, puedes preguntarme.
- ¿Pertenezco a tu cadena alimenticia?
- No.
- ¿Te hice algún mal?
- No.
- Entonces, ¿Por qué quieres acabar conmigo?
- Porque no soporto verte brillar.
La luciérnaga se atrevió a recabar esa información, porque quería entender la situación que a todas luces le parecía sin sentido.
Una vez enterada del adormecimiento y la envidia de la serpiente, se limitó a sonreír y volar más alto y rápido aún, con lo que la serpiente se quedó con ganas de ese bocado tan luminoso que demostró estar fuera de su alcance.
En un guiño final de su luz, el bichito alado le gritó a la serpiente, muy encima de ella: “Es hora de que aprendas a brillar tu misma de un modo tan hermoso que aún nosotras las luciérnagas, observemos con admiración, tu gran resplandor”
Conclusión: Nuestro mundo futbolístico (al menos el virtual) tiene bastantes ranas, varias luciérnagas y demasiadas serpientes.
Como respuesta a estas ranas, encontramos a las SERPIENTES FUTBOLÍSTICAS. El discurso de estas se construye sobre su incapacidad y falta de entendimiento de algunos aspectos de nuestro contexto. Reniegan automáticamente de cualquier aportación si consideran que esta puede situarles en una posición de partida no deseada. No se paran a reflexionar, ni tan siquiera a escuchar sobre lo dicho. La crítica continua es su forma de decir “aquí estoy yo”. Derrumban opiniones de filósofos (como ellos les llaman) pero no aportan nada personal, no sabemos si por incapacidad o porque tienen miedo a que su metodología revolucionaria sea copiada.
Por suerte, la variedad de nuestro ecosistema nos premia, cada vez más, con la existencia de LUCIÉRNAGAS FUTBOLISTICAS. Estas intentan brillar por sí mismas. Sin compararse con nadie ni devorar a otros animales en su proceso de crecimiento. Tienden a juntarse a sus iguales para aportar más iluminación a la oscuridad del contexto. Destacan por la humildad y naturalidad con la que hacen las cosas. La colaboración e interacción son cualidades que ponen de manifiesto día a día. Reflexionan, aportan y aunque no estén de acuerdo con lo comentado, al menos escuchan y rebaten.
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