"Nací en una cancha de fútbol", ha explicado Menotti en alguna entrevista. Lo hizo en Rosario, en 1938, en la casa de sus abuelos. Pasó gran parte de su infancia en el barrio de Fisherton. Con 18 años se aventuró a jugar al fútbol sin descuidar sus intereses intelectuales. Se sacó el graduado en Ciencias Químicas mientras inició su carrera como jugador en Rosario Central. Jugó después en Racing, en Boca Juniors, un año en The Generals de Nueva York, junto a Pelé en el Santos, y en 1970 se retiró en el Juventus brasileño.
"Se puede dejar de correr, o dejar de entrar en juego durante largos minutos; lo único que no se puede dejar de hacer es de pensar"
Aquel delantero con capacidad para actuar como centrocampista necesitaba el fútbol para expresarse. Pronto se aventuró a dirigir equipos, con esa estampa de tipo delgado que en casi todas las fotografías aparece fumando con gusto. Dirigió a trece equipos distintos, pero sus conquistas se produjeron en tres: Huracán, la selección argentina y el Barcelona.
Tras debutar en un banquillo como segundo entrenador en Newell's Old Boys, recibe en 1972 la visita personal del presidente de Huracán, que confía en el criterio y el verbo de Menotti a pesar de su inexperiencia. Conquistó el campeonato Metropolitano de la mano de un plantel excelente de jugadores tales como Brindisi, Babington, Basile, Housemann o Larrosa.
Menotti llegó al Barça en 1983 por mediación de Maradona
Todos los equipos de Menotti tuvieron la premisa clara de que al fútbol se juega pensando. Siempre. Él mismo resumió su ideario así: "Un entrenador genera una idea, luego tiene que convencer de que esa idea es la que lo va a acompañar a buscar la eficacia, después tiene que encontrar en el jugador el compromiso de que cuando venga la adversidad no traicionemos la idea".
"Yo me siento torero, no banderillero"
La valentía de sus propuestas convenció a la AFA para encargarle la dirección de la selección en 1974, con apenas dos años de antigüedad en el gremio. Con su labor revolucionó las estructuras del fútbol argentino e hizo de la albiceleste un equipo estético y luchador. El gran éxito de su vida fue la conquista del Mundial de 1978, título disputado en casa en lo que fue una operación de imagen del régimen dictatorial de Jorge Videla. Argentina fue campeona del mundo por primera vez en su historia. Menotti cumplió con su parte, pero con el tiempo se sintió utilizado. "Fui usado. Lo del poder que se aprovecha del deporte es viejo como la humanidad. Nadie podía imaginarse que en esas horas se tiraban a los cadáveres al océano", explicó en una entrevista publicada en el diario Corriere Della Sera el 18 de junio de 2008.
La victoria mundialista no fue fácil en todos los órdenes. La prensa local no entendió antes del torneo que un joven llamado Maradona no estuviese convocado y Kempes sí. Los resultados dieron la razón al seleccionador. Kempes fue la estrella del campeonato y el máximo goleador con seis tantos, dos ellos en la final con Holanda. Maradona obtuvo el tiempo que necesitaba para confirmarse al año siguiente como la gran promesa argentina durante la conquista del Mundial Sub '20, también a las órdenes de Menotti.
El Flaco fichó por el Barcelona en marzo de 1983 para suplir al destituido Udo Lattek. El club atendió los consejos de su jugador franquicia, un Maradona que necesitaba de un técnico que le dejara hacer tanto dentro como fuera del campo. El Barça ganó la Copa y la Supercopa -entonces Copa de la Liga-. Al curso siguiente hubo vacío de títulos y los dos argentinos abandonaron el club. El jugador se marchó a Nápoles. El técnico se tomó dos años de excedencia lejos de los terrenos de juego.
"El fútbol es tan generoso que evitó que Bilardo se dedicara a la medicina"
Es también por esas fechas cuando nace su rivalidad con Carlos Salvador Bilardo. El nuevo seleccionador de Argentina acude a Barcelona a entrevistarse con el hombre que la había hecho campeona. Le pide su consejo, pero "Es una risa, viene, me vuelve loco a preguntas, le fundamento lo que le conviene, va allá y hace todo al revés. No algo, todo", comentó Menotti indignado a la prensa de su país. Así comenzó una guerra entre dos formas de entender el juego. La habilidad y el refinamiento de los poetas como Menotti frente a la táctica y el estudio de los filósofos como Bilardo.
Menotti se volvió nómada. Huyó de los contratos largos y acumuló etapas en una decena de equipos diferentes hasta que se retiró en 2010. Aunque fuera del día tras día del fútbol sigue siendo una de sus voces más autorizadas, el socorro perfecto para cualquier análisis. En marzo de este año sufrió una afección pulmonar que casi le cuesta la vida. Pese a todo, sigue impartiendo cátedra en su columna mensual en GMS, una filial de la agencia mundial de noticias DPA.
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