Llegada a un club con la temporada empezada. Cuando un entrenador inicia un trabajo en medio de la temporada puede optar por dos caminos: o bien por el camino de la reacción a nivel psicológico, que provoca reacciones efímeras a nivel motivacional (en la que no creo) o por el contrario a nivel metodológico.
Las reacciones psicológicas duran, lo que dura el efecto del propio cambio pero cuando vuelva a estar definido quien juega, los equipos vuelven a las andadas. Opto por el cambio metodológico que es duradero porque introduce cambios estructurales, la otra forma de enfocar el relevo técnico tan solo produce variaciones a nivel coyuntural.
Una metodología de entrenamiento subordinada a un modelo de juego. Primer trazo de identidad. El trabajo táctico es diferente a la táctica, el concepto de táctica sin más ya acabó hace tiempo.
La preparación táctica en la pizarra y decir lo que hay que hacer no vale, lo necesario es durante la semana encontrar ejercicios que entrene aquello que queremos potenciar, esa es la diferencia. No se trata de que el equipo repita movimientos preestablecidos desde el entrenamiento, sino que buscamos que el trabajo táctico se centre en encontrar ejercicios que estimulen todos los sistemas involucrados.
Todos los equipos tienen en el entrenamiento analítico su epicentro, yo soy un defensor de una perspectiva totalmente antagónica del entrenamiento, con la interacción de todas las dimensiones supeditadas a la organización y a la preparación táctica.
Deseo un equipo, que en un determinado momento, ante una determinada situación, todos los jugadores piensen y reaccionen de manera idéntica ante un mismo problema del juego.
Las partes del todo que es el jugar. Las pretemporadas físicas son hijas de una metodología arcaica basada en los deportes individuales, nosotros empezamos desde el primer día a definir claramente el modelo de juego y los sistemas tácticos.
Un preparador físico diferente. El objetivo, es la mejora de la calidad del juego y de la organización del equipo, esos parámetros solo se consiguen a través de situaciones de entrenamiento y de ejercicios donde se consigue trabajar esa organización.
La existencia de los picos de forma está asociada a una manera de entrenar que no tiene nada que ver con la nuestra, picos de forma son característicos de metodologías de entrenamiento en las que existe un gran periodo preparatorio y un corto periodo de competición. Nuestro objetivo es mantener al equipo a su máximo nivel de rentabilidad, pero esto no se entiende como un máximo de condición física sino como un nivel máximo de desempeño, colectivo e individual, expresado en la manifestación regular de la forma de jugar deseada.
Se valora demasiado el aspecto físico, pero lo esencial es la organización del juego, el secreto está en saber estar, saber hacer. En nuestra opción metodológica, el preparador físico tradicional desaparece y surge una complicidad de trabajo entre el entrenador y uno de sus colaboradores que permite hacer un trabajo globalizado.
El ritmo no es una cuestión exclusivamente física, el ritmo es una consecuencia de nuestra filosofía de trabajo siempre subyacente a la forma de jugar que se pretende, que es lo que posibilitara que se sepa presionar, que se sepa atacar y defender, tener buenas transiciones. etc. Un ejemplo de ello, sería el principio de descansar con el balón.
Resumen final. La calidad del trabajo tomo el lugar de cantidad
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