sábado, 23 de octubre de 2010

El gesto de los grandes...

Bajo esos dos grandes corpachones se esconde mucha sabiduría futbolística y un enorme corazón. Me refiero a Del Bosque y Luis. La gente del fútbol arregla posibles conflictos así: con un abrazo y mirándose a los ojos. Ocurrió en el Teatro Campoamor y fuimos muchos los que soltamos alguna lagrimilla al ver el reconocimiento público que le hacía Vicente a su antecesor. Junto con el gol de Iniesta, la posterior reacción genial de Camacho en el micrófono ("Iniesta de mi vida"), el ofrecimiento de la Copa del capitán Casillas al cielo de Johannesburgo y el recibimiento multitudinario, lo de ayer queda también grabado para siempre. Nunca podremos agradecer suficientemente a esta generación de jugadores y técnicos lo que nos han dado.

Porque se trata, como dice siempre el actual seleccionador, de aprovechar lo que representa este grupo, al margen de lo que hacen en el terreno de juego. Palabras como solidaridad, orgullo, humildad y trabajo no suenan huecas cuando vemos el ejemplo que dan. Sólo había que ver la cara de felicidad de los ovetenses cuando les veían pasear por sus calles. Y la de los jugadores cuando recogieron el Premio. Esas sonrisas espontáneas cuando subían al estrado, esos guiños cómplices cuando vieron a sus dos jefes fundidos en un abrazo, no se paga con dinero. Porque no hay que olvidar que el éxito llegó por la sencillez. Tenemos la fortuna de contar con un seleccionador y unos jugadores que dejaron colgado en el armario el traje de estrellas.

Refiriendonos a la ceremonia de entrega de los premios Principes de Asturias, tan comentada y discutida por algunos en estas ultimas semanas, La Roja fue la gran protagonista.

Primero porque era el premio más esperado. Miles de aficionados se dieron cita en el Teatro Campoamor para agasajar a los hombres que hicieron feliz a todo un país. Y después por el gesto de caballerosidad y de generosidad que tuvo Vicente del Bosque al llamar a Luis Aragonés para compartir el reconocimiento. Un gesto que por sí solo justifica este galardón y que resume los valores que encarnan el míster y esta selección. Palabras como tesón, lucha, esfuerzo, nobleza o confianza sirvieron al Príncipe Felipe para definir a un equipo que ha sido modelo por su fútbol y, sobre todo, por su comportamiento dentro y fuera del campo.

Pero entre todas las virtudes que citó Don Felipe una destaca sobre el resto: compañerismo. Un valor que se vio perfectamente encarnado en la figura del técnico salmantino. Del Bosque, que tiene en la humildad su forma de ser, reconoció de esta manera la labor del hombre que marcó el camino a seguir con la consecución de la Eurocopa. A pesar de las críticas de Luis durante el Mundial, el salmantino ni pudo ni quiso olvidar el trabajo realizado por El Sabio de Hortaleza antes que él y por ello compartió el reconocimiento del público. Una actitud que demuestra que en La Roja los objetivos comunes están por encima de cualquier individualidad. Sus recientes triunfos son el fruto del trabajo de los muchos jugadores y entrenadores que han defendido los colores nacionales a lo largo de la historia.

Para colmo de la perfección, el gesto tuvo lugar en el momento preciso. Justo cuando las cámaras se disponían a hacer la foto de familia. Esa imagen ha dado la vuelta al mundo, dejando claro que el secreto del éxito para cualquier empresa reside en dos palabras: unión y respeto. Dos virtudes que representa como nadie Vicente del Bosque.

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